La alquimia natural que transforma aceites en jabón
El método de saponificación en frío es uno de los procesos más valorados dentro del mundo del jabón artesanal. No solo por su sencillez aparente, sino por la riqueza que ofrece: control total de los ingredientes, preservación de la glicerina natural y posibilidad de crear fórmulas únicas, adaptadas a cada tipo de piel.
En esta entrada te explico paso a paso en qué consiste este proceso, cómo ocurre la saponificación y por qué este método es mi preferido.
¿Qué es la saponificación en frío?
La saponificación es una reacción química que ocurre cuando un ácido graso (presente en aceites y mantecas) entra en contacto con una base alcalina, en este caso, hidróxido de sodio (NaOH) o sosa cáustica.
Cuando se combinan correctamente, se transforman en jabón y glicerina.
El término “en frío” no significa que todo se haga a temperatura ambiente, sino que no se aplica calor externo para forzar la reacción. El calor generado proviene del propio proceso químico.
Fases del proceso paso a paso
1. Preparación y seguridad
Antes de empezar, es fundamental preparar el espacio de trabajo y usar el equipo adecuado:
guantes, gafas de protección, y un área bien ventilada.
Se pesan todos los ingredientes con precisión (aceites, sosa y agua destilada) y se reservan por separado.
2. Disolución de la sosa cáustica
La sosa se añade al agua lentamente (nunca al revés), y se remueve con cuidado.
Esta mezcla se calienta por sí sola hasta alcanzar temperaturas elevadas (entre 70 °C y 90 °C), y se deja enfriar hasta unos 35 °C–40 °C antes de mezclarla con los aceites.
3. Mezcla con los aceites
Los aceites y mantecas, previamente derretidos si es necesario, se unen en un solo recipiente.
Cuando están a la temperatura adecuada (similar a la de la lejía), se vierte la sosa en los aceites y se comienza a mezclar. (Te recomiendo que la temperatura de la lejía esté siempre por debajo de la temperatura de los aceites)
Se bate con una batidora de mano hasta alcanzar la traza, que es el punto en el que la mezcla se vuelve más densa, como una crema ligera.
4. Adición de ingredientes opcionales
Una vez alcanzada la traza, se pueden incorporar ingredientes adicionales como:
Aceites esenciales
Arcillas o colorantes naturales
Hierbas secas
Extractos o activos botánicos
Miel, leche vegetal, avena, etc.
Se mezclan bien para integrarlos sin alterar la textura.
5. Moldeado
La mezcla se vierte en un molde (puede ser de silicona o madera forrada con papel vegetal) y se alisa la superficie.
Se cubre con una manta o toalla para conservar el calor del proceso y facilitar la fase de gel (opcional, pero recomendable para colores más intensos y una textura más uniforme).
6. Desmoldado y corte
Tras 24-48 horas, el jabón se desmolda y se corta en pastillas. En este momento, ya tiene forma sólida, pero aún no está listo para usarse.
7. Curado
El jabón necesita curarse durante al menos 4 semanas en un lugar fresco, seco y ventilado.
Este tiempo permite que se evapore el agua, se endurezca y se convierta en un jabón más duradero, suave y estable.
Ventajas del método en frío
Conserva la glicerina natural, beneficiosa para la piel.
Permite un alto nivel de personalización en ingredientes y diseño.
Ideal para trabajar con ingredientes sensibles al calor.
Genera jabones más suaves y nutritivos, si se formulan adecuadamente.
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La saponificación en frío es un arte… y tú puedes dominarlo.
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